Francesc
de Carreras publicó, en el periódico El País, a finales de 2014 un texto acerca
de Tres problemas de la Universidad, como
bien titula. ¿Expectativas?
En
estas dos últimas sesiones de psicología hemos trabajado sobre él. En resumidas
cuentas, el autor (profesor de derecho), nos cuenta –de forma crítica- la gran
catástrofe que actualmente encontramos en la educación, tomando como prueba a
los alumnos que se encuentran en grados superiores.
Siendo
sinceros, en cierta parte estoy de acuerdo con la crítica que realiza. Es
inconcebible que un adulto-joven, estudiante de universidad, no haya encontrado
el gusto por la lectura y pongo la mano en el fuego a que, si en una clase de
universidad, se preguntara por si alguno de ellos está, activamente, leyendo un
libro sin obligación, menos de diez levantarían la mano. Quitemos al hipócrita
y sólo quedan cinco. Esto es un hecho, y está pasando en todas las facultades.
Dicho esto, ¿quién es el causante de que la lectura no se utilice como forma de
diversión?
A
su vez, la indiferencia de los estudiantes ante el conocimiento y la cultura
del rechazo al esfuerzo, asumiendo que un cinco en un examen es una victoria
quedándose en la parte superficial de un aprobado, sin llegar a ver que
aprender no es eso, dan otra evidencia de problema en la educación. Una vez
más, pregunto, ¿quién es el causante de esto?
Pequeños
detalles que, con el paso del tiempo, van creciendo y aumentando
considerablemente de tamaño e importancia.
Ahora
bien, ¿es el profesorado el culpable de impulsar una generación indiferente? No
puedo decir que lo sean directamente, pero sí han estimulado a que esto ocurra.
Un maestro es una fuente de conocimiento para el alumno y hemos de saber
acercar este conocimiento de la manera adecuada al estudiante, teniendo en
cuenta en qué situación se encuentre.
Quizá
muchos ya conozcan mi discurso, pero a mi siempre me han educado utilizando el
método de memorización. No es malo, ya que al fin y al cabo, estoy en primero
de carrera y me he sacado ESO y Bachillerato. No obstante, ¿eso es
inteligencia? Siempre consideré que un aprobado me hacía lista pero ¿por qué ahora me doy cuenta de que la palabra aprobar
no es sinónimo de aprender? Pues bien, siempre aceptaba este modelo de
enseñanza –o quizá me era indiferente- hasta que me empezó a afectar. Con esto
quiero decir que, mientras veía a mis amigos memorizar temas sin entender su
contenido me pregunté “¿por qué ellos
aprueban y yo no, que realmente lo entiendo?” La solución está en que mis
profesores querían ver lo que estaba en el libro. Y aquí es donde encuentro el
problema.
El
autor argumenta su crítica en la sustitución de exámenes por sencillos trabajos
escolares, entre otros. Pero ¿es verdaderamente ese el motivo por el cual los
estudiantes no son lo suficientemente
listos o es que su modelo de ver la enseñanza es diferente? ¿Mucho más
tradicional, quizá?
Pues
bien, la utilización de los exámenes como única forma adecuada de calificación
evidencian esta tradicionalidad. A su vez, la importancia que aporta por las
calificaciones de los alumnos también moldean este tipo de forma de ver la
enseñanza.
Bajo
mi perspectiva, el causante de este problema es la actitud que tienen los
estudiantes por aprender. Considero primordial que el alumno tenga una actitud
positiva ante el conocimiento y para ello hemos de generar esa motivación por
aprender.
¿Qué va más contigo?
Marina Grasso Caubet
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