miércoles, 11 de febrero de 2015

¿Qué va más contigo?



Francesc de Carreras publicó, en el periódico El País, a finales de 2014 un texto acerca de Tres problemas de la Universidad, como bien titula. ¿Expectativas?

En estas dos últimas sesiones de psicología hemos trabajado sobre él. En resumidas cuentas, el autor (profesor de derecho), nos cuenta –de forma crítica- la gran catástrofe que actualmente encontramos en la educación, tomando como prueba a los alumnos que se encuentran en grados superiores.
Siendo sinceros, en cierta parte estoy de acuerdo con la crítica que realiza. Es inconcebible que un adulto-joven, estudiante de universidad, no haya encontrado el gusto por la lectura y pongo la mano en el fuego a que, si en una clase de universidad, se preguntara por si alguno de ellos está, activamente, leyendo un libro sin obligación, menos de diez levantarían la mano. Quitemos al hipócrita y sólo quedan cinco. Esto es un hecho, y está pasando en todas las facultades. Dicho esto, ¿quién es el causante de que la lectura no se utilice como forma de diversión?
A su vez, la indiferencia de los estudiantes ante el conocimiento y la cultura del rechazo al esfuerzo, asumiendo que un cinco en un examen es una victoria quedándose en la parte superficial de un aprobado, sin llegar a ver que aprender no es eso, dan otra evidencia de problema en la educación. Una vez más, pregunto, ¿quién es el causante de esto?
Pequeños detalles que, con el paso del tiempo, van creciendo y aumentando considerablemente de tamaño e importancia.
Ahora bien, ¿es el profesorado el culpable de impulsar una generación indiferente? No puedo decir que lo sean directamente, pero sí han estimulado a que esto ocurra. Un maestro es una fuente de conocimiento para el alumno y hemos de saber acercar este conocimiento de la manera adecuada al estudiante, teniendo en cuenta en qué situación se encuentre.
Quizá muchos ya conozcan mi discurso, pero a mi siempre me han educado utilizando el método de memorización. No es malo, ya que al fin y al cabo, estoy en primero de carrera y me he sacado ESO y Bachillerato. No obstante, ¿eso es inteligencia? Siempre consideré que un aprobado me hacía lista pero ¿por qué ahora me doy cuenta de que la palabra aprobar no es sinónimo de aprender? Pues bien, siempre aceptaba este modelo de enseñanza –o quizá me era indiferente- hasta que me empezó a afectar. Con esto quiero decir que, mientras veía a mis amigos memorizar temas sin entender su contenido me pregunté “¿por qué ellos aprueban y yo no, que realmente lo entiendo?” La solución está en que mis profesores querían ver lo que estaba en el libro. Y aquí es donde encuentro el problema.
El autor argumenta su crítica en la sustitución de exámenes por sencillos trabajos escolares, entre otros. Pero ¿es verdaderamente ese el motivo por el cual los estudiantes no son lo suficientemente listos o es que su modelo de ver la enseñanza es diferente? ¿Mucho más tradicional, quizá?
Pues bien, la utilización de los exámenes como única forma adecuada de calificación evidencian esta tradicionalidad. A su vez, la importancia que aporta por las calificaciones de los alumnos también moldean este tipo de forma de ver la enseñanza.
Bajo mi perspectiva, el causante de este problema es la actitud que tienen los estudiantes por aprender. Considero primordial que el alumno tenga una actitud positiva ante el conocimiento y para ello hemos de generar esa motivación por aprender.

¿Qué va más contigo?

Marina Grasso Caubet

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